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CAPITULO FINAL - NUNCA ESTÁS SOLO

Foto del escritor: Pueblo SantoPueblo Santo

No es fácil convencer a una niña de que salte a la piscina. Ella no estaba segura.

« ¡Te voy a atrapar! », le dije. « ¡Te encantará! », le dije. « ¡Simplemente confía en mí! », le dije. Y finalmente lo hizo.

Brincó. Dio el salto. Dio el paso. Se movió del «borde de la piscina» a «dentro de la piscina».

La atrapé, como prometí.

Ella sobrevivió, como le prometí que lo haría.

Y le encantó. Todo porque creyó.

Pienso que Dios es un buen Padre. Creo que sabe algo de la vida. Y pienso que nos invita a dar el paso, a brincar, a dar el salto. . . no en la piscina, sino a una relación con él que es dinámica, alegre, y sí, ¡divertida! No siempre es fácil, eso sí. Pero, definitivamente, merece el riesgo, y por supuesto, es mejor que la vida sentado en una silla al lado de la piscina.


Juan escribe cada uno de los milagros de Jesús vistos en la serie para que creamos.

¿Por qué contarnos sobre el milagro del agua convertida en vino? Para que creas que Jesús puede restaurar lo que la vida se ha llevado.

¿Por qué contarnos sobre la fe de un hombre de la nobleza? Para que creas que Jesús escucha tus oraciones, aunque pienses que no lo hace.

¿Por qué contarnos sobre el cojo que tomó su camilla? Para que creas en un Jesús que ve una nueva versión de nosotros y nos da una nueva visión.


Por qué caminar sobre las aguas y alimentar a miles? Para que creas que Dios todavía calma las tormentas de la vida y todavía resuelve los problemas de la vida.

Todos estos acontecimientos se mantienen unidos como una sola voz, animándote, llamándote a creer que este Dios hace milagros se preocupa por ti, pelea por ti y vendrá en tu ayuda.


 


Ejemplo: Una miembro de nuestra congregación ha batallado con una columna vertebral curvada durante toda su juventud. Esto ha dificultado su crecimiento y su sueño. cuando cumplió veinte años, los médicos descubrieron que tenía un tumor de crecimiento rápido en la misma área. Se sometió a una cirugía, pero no sin antes pedir el apoyo en oración de muchos de nosotros.


Despertó de la cirugía para escuchar a un médico sorprendido decirle: «Lo que vi en los rayos-X y lo que vi en la sala de operaciones fueron dos cosas distintas.

Tu columna está saludable. No hay ningún tumor. No tengo ninguna explicación».

¿Coincidencia? ¿O una señal de Dios para recordarle su presencia?


Ejemplo: Ayer por la mañana llamé al departamento de servicio al cliente de una tarjeta de crédito. Tenía un problema con la mía. No era algo apremiante, y la evidencia era que llevaba dos meses posponiendo la llamada. El asunto se había quedado varias veces fuera de mis prioridades en la lista de cosas pendientes por hacer.

Cuando le dije mi nombre a la representante, ella respondió: « ¿Max Lucado?

Ella comenzó a decirme de cómo mis libros la habían alentado a través de los años, cómo mantenía uno en su mesita de noche, y justo en ese momento se emocionó. Se quedó sin hablar. No podía emitir palabras. Durante casi un minuto ninguno de nosotros dijo nada. Ella lloraba silenciosamente.

Entonces, organizó sus pensamientos y se disculpó por no haberse comportado profesionalmente. Y le pregunté qué le ocurría.


Me explicó que acababa de regresar de una visita a su médico y le habían dicho que padecía de insuficiencia cardiaca congestiva. La noticia la devastó. De camino a la oficina había llamado a su esposo. No contestó. Llamó a su hijo. No contestó. Y casi no podía contener sus lágrimas cuando llegó a su trabajo. Como necesitaba hablar con alguien, oró: Señor, ¿me dejarías compartir mi carga con alguien? ¿Con quien sea?


Caminó hasta su escritorio, se sentó y fui la siguiente llamada que contestó.

¿Cuáles son las probabilidades? Entre todos los representantes de servicio al cliente, ella fue la que tomó mi llamada. Entre todos los días en que pude haber llamado, aquel fue el día en que llamé.

Y estas historias se repiten una y otra y otra vez

.

Cada historia/Cada milagro nos recuerda que estamos bajo el cuidado de la ayuda siempre presente de Dios. No somos veletas movidas por los vientos del destino y de la suerte. Somos los hijos y las hijas de un Dios todopoderoso y bueno que cuida de todos nosotros.


La esperanza de Juan era que creyéramos, que los incrédulos comenzaran a creer y que los creyentes siguiéramos creyendo que «Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios»




La esperanza de Juan, la esperanza de su libro, la esperanza de Dios, y la esperanza de esta serie. Que creamos, no en nuestro poder, no en la capacidad de la humanidad para ayudarse a sí misma, no en las cartas del tarot o la buena fortuna, no en la buena apariencia ni en la buena suerte. Sino que creamos en Jesús. Jesús como el Cristo, el Mesías, el Ungido. Jesús como el Hijo de Dios.

El mensaje de los milagros es el Hacedor de milagros mismo. Él quiere que sepas que nunca estás solo. Nunca te falta su ayuda, esperanza o fuerza. Eres más fuerte de lo que piensas porque Dios está más cerca de lo que puedes imaginar.

Él quiere que sepas esto:


Sé todo sobre ti, sé cuándo te sientas y cuándo te levantas, tengo contados los cabellos de tu cabeza, te he adoptado en mi familia, antes que fueras del tamaño de una peca en el vientre de tu madre, ya te conocía.


ORACIÓN: Señor, gracias por mostrarme una vez más tu mano, gracias por hacerme entender que estás aquí, que tu ayuda esta siempre presente conmigo, sé que tu conviertes mis tormentas en un sol de primavera, dame sabiduría para entender y creerte, que yo pueda vivir en tu presencia y siempre encontrar paz, gracias por ser tan bondadoso y amoroso, padre. En el nombre de Jesús, Amén.

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